17, enero 2023
La agricultura como es llevada a cabo actualmente es insostenible. Las condiciones actuales de las operaciones agrícolas no permitirán satisfacer la demanda mundial de alimentos en un mundo donde la población crece a ritmo acelerado y el acceso a agua dulce se ve cada vez más difícil. Se espera que seamos más de 10 mil millones de habitantes para 2050, lo que implica aumentar la producción agrícola en un 50%. Esta meta solo será alcanzable si aumentamos la cantidad de hectáreas productivas y aprovechamos toda la tecnología a nuestro alcance.
En Chile estamos viviendo una sequía que se ha prolongado por más de 10 años, que nos ha afectado de sobremanera y sin pronóstico de mejora. El país ha reducido año a año su superficie cultivada durante los últimos diez años. Las precipitaciones siguen disminuyendo y las temperaturas máximas aumentando. El agua se está transformando en el recurso más escaso de nuestros tiempos, siendo el insumo más básico y vital para el desarrollo de la agricultura.
Pero no todo está perdido. Chile cuenta con algunas condiciones que le permitirán no solo hacer frente a esta situación, sino transformarse en una potencia productiva capaz de asegurar el alimento para millones de habitantes de nuestro planeta. ¿Cómo? Cultivando el desierto. Generando unidades agro-industriales irrigadas a partir de agua de mar desalinizada a través de osmosis inversa.
La desalinización de agua de mar por osmosis inversa es una tecnología que existe hace décadas, sin embargo, en los últimos años, los costos de producción del agua desalinizada han experimentado una fuerte caída. Esto es atribuible a tres factores principales:
Estos factores han llevado el costo de desalinizar un metro cúbico de agua de mar desde los 10 dólares a menos de medio dólar en algunos países.
Chile y especialmente el norte del país, posee condiciones para la producción de energía renovable que son incomparables. El desierto con mayor radiación solar del mundo ha permitido un desarrollo acelerado en proyectos fotovoltaicos, lo que se ha visto reflejado en una abundancia de energía en esta zona y por ende una baja en los precios, permitiendo a los proyectos industriales, como las desaladoras, acceder a contratos de abastecimiento de energía renovable a bajo costo. En Atacama ya se encuentra operando la primera planta desaladora operada con energía 100% renovable y con un costo menor a los 50 dólares por MWh.
La zona norte del país no solo cuenta con buenas condiciones para la producción de energía, también posee uno de los mejores climas para la producción agrícola en cientos de miles de hectáreas cultivables que hoy se encuentran en desuso por falta de agua.
El privilegio de contar con sol, acceso al mar y enormes superficies cultivables transforman a Chile en tierra fértil para ser una pieza clave para la seguridad alimentaria global. Desarrollar cultivos a partir de agua de mar desalinizada permite a los campos no solo contar con agua, sino que con certeza hídrica. Con la seguridad de que esos cultivos podrán ser regados en el largo plazo y alimentar a nuestra población por las próximas décadas.
Dependerá de nosotros como país, de nuestra capacidad de coordinación y ejecución, del apoyo del gobierno, los incentivos a la inversión y nuestra creatividad puesta en acción, ser capaces de lograr estos desarrollos y transformarnos en un aporte relevante para el planeta.
Vicente Rencoret
CCO Green Atacama, director AFI